viernes, 20 de junio de 2008

¿Gravedad? Cero


Cuando diga que me voy... no me dejes hacerlo.

Se acabaron los colores fríos. Se acabaron las preguntas del por qué el Big Bang, o el por qué me gustas cuando sales del agua. Adiós a los sinsentidos, y al miedo de pincharnos los pies si andamos descalzos por lugares desconocidos.

Componer un día con pequeñas cosas. Cosas insignificantes a la vista de cualquier mortal, pero enorme a los ojos de gente rara. Me vale con ver luz cuando entreabra alguno de mis ojos. Me vale el estar en el lado bueno del folio cuando hiciste aquella lista. Me vale tenerte conmigo cuando cierro los ojos y escucho tu “jajaja”. Y me da igual que unos metros de valla de madera nos separen cuando me acerco a hablarte. Sólo es madera. Y me da igual como lleves el pelo, suelto o con una coleta algo ladeada. Me da lo mismo ser suela de zapato o cualquiera de las veintisiete letras del abecedario.

Y hasta que no piense en la manera de evitar esa valla, me conformo con poder tener gravedad cero.

miércoles, 11 de junio de 2008

Hombre del tiempo


Si quieres cambia la música.
Sólo la estaba escuchando porque me recuerda a ti.
Esta noche seré el hombre del tiempo, y tú pondrás la banda sonora.


Hombre del tiempo, ¿te imaginas? Despertar un día más y dirigirme a la ventana para correr las cortinas y decidir que hoy será un día soleado, de esos días en los que no hay ni una sola nube mezclándose con el celeste.
O decidir colocar el Sol entre nubes y viento, mucho viento... para poder dejarnos llevar por corrientes que van de un lado a otro sin preguntar. Que colocan una granito de arena en lo alto de una gran montaña.
O dejar que ese color celeste se tiña de nubes negras, cargadas de agua, que esperan la excusa perfecta para entrelazarse con las lágrimas que se nos escapan cuando miramos y miramos sin fijarnos en nada, cuando esperamos a nadie...
O por qué no, hacer que el Sol le cambie el turno a la Luna y empezar el día por la noche, que las horas de luz sean la madrugada. Darte los buenos días con la luz de un farola entre las persianas... Y desayunar a las doce de la noche.

Hoy seré el hombre del tiempo...

sábado, 7 de junio de 2008

Mi vieja tv


Ya nada dura como antes. Ahora se hacen las cosas para salir del paso... menos mi vieja tv.
Nada dura como antes, ni los días ni las noches, ni siquiera nuestras miradas. Antes podíamos estar horas mirándonos a los ojos, intentaba poder conseguir todos los colores que tenías entremezclados. Sin duda tu visión del mundo tenía que ser espectacular.

La oscuridad del cine, sentados en la fila diez de cualquier sala, dándonos igual qué película fuera, ahora es eterna. Cuando antes se nos escapaba entre palabras susurradas y los “shh” de la fila once. Nada dura como antes.

Esos trucos de magia que hacías para sonsacarme una pequeña sonrisa constante a lo largo del día... como cuando sin saber cómo iba encontrando por todas partes notitas que entrelazaban cuatro o cinco palabras como “te quiero para siempre” o “vale por un te quiero”.
O aquel truco de dormir a tu lado.


Ya nada dura como antes. Y tienes razón, al final canciones tristes.

lunes, 2 de junio de 2008

Donde manda marinero


Voy a probar primero al olvido, a lo ajeno, ¡voy a mandar al retiro de un tiro al culpable de mi soledad!
No sé que quiero pero sé lo que no quiero, sé lo que no quiero, y no lo puedo evitar,
puedo seguir escapando y aún lo estoy pensando, lo estoy pensando pero estoy cansado de pensar.

(donde manda marinero, Calamaro)